Deben llegar tuppers grandes, chicos, altos, bajos, o simplemente llega la panzita hambrienta.
Es miércoles y hoy toca guiso de lenteja en aquel colegio de San Martín. Nada te puede llenar más el corazón que ver a maestros y maestras de primaría, profesores y profesoras de secundario organizar una olla solidaria. Se dan cuenta lo que es esto? Es el acto de solidaridad más grande que vi en mucho tiempo, quién sabe si esos mismos profes y maestros tienen comida en su casa. Solo uno mismo conoce su propia situación pero hay una realidad que compartimos todos y es el hambre que hay en las calles. Ellos son los que decidieron poner su granito de arena gigantesco. Todos juntos se organizan para crear una olla solidaria para quién lo necesite, algunos le sacan los huesos al pollo, otros revuelven la olla de las lentejas. El esfuerzo que hicieron para llevar acabo una olla solidaria es gigante pero el dolor que ellos se lleven a sus casa también será gigante, el dolor de ver cómo llegan familias enteras con esa hambre tan grande que te hace doler la panza "hace cuánto no debe comer está gente?" Es una pregunta que debe recorrer las cabezas de todos y todas las personas que organizan esa olla.
La olla solidaria en estas épocas es algo que se hizo tan común, que ya no lo valoran lo suficientemente, pero para la familia que realmente tiene hambre, ese guisito de lentejas es lo mejor y el amor con el cual lo hacen es lo que lo debe hacer más rico todavía.
Reafirmó mi teoría que los y las profes, maestros y maestras son las personas con más corazón que puede haber, personas que tienen el corazón más grande que la cabeza.
Alumna de 6to 3ra, T.M E.E.S 93
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